Bienvenidos a una nueva sección, soy Cerberus Kiba y hoy os presento Relatos Pokémon.
En principio esta sección iba a tratar sobre relatos que yo mismo iba a escribir, pero debido al poco tiempo que he tenido y que para hacer una buena historia tienes que preparártelo con calma, he decidido ir poco a poco y de mientras, presentar relatos que a mi me han gustado de otros autores.
Por lo tanto cada semana y hasta que avise de lo contrario, tendréis un relato que haya buscado personalmente.
Autor: Kagetsu.
Título original: Mi primer Pokémon
Capitulos: 3.
Entrada original: http://www.pokexperto.net/foros/index.php?topic=9021.0
Publicado el 25 de Septiembre de 2010.
Primer capítulo: Remordimientos
Era ya muy tarde, y yo no paraba de darle vueltas a la cabeza, mientras intentaba dormirme... Pero al final cogí el valor suficiente para salir a buscarlo...
Sigilosamente, recorrí todo el pasillo sin hacer ningún ruido, hasta llegar a la entrada de mi casa, donde tenía mis llaves y una linterna. Abrí la puerta, y un terror indescriptible me invadió todo el cuerpo al ver la oscuridad de la noche... Pero mientras se oía la dulce melodía de unos Kriketune, lo cual me tranquilizaba un poco. Empecé mi búsqueda, asustado, pero con decisión.
Pasaron ya varios minutos desde que salí de casa, y pensamientos horribles pasaron por mi cabeza... Las manos empezaron a sudarme, y la linterna se me escapaba de ellas. Desde ese momento, pensé en volver a casa, pero no podía soportar lo que hice, y sabía que debía pedirle disculpas...
Al fin, oí algo. Oí como detrás de unos arbustos se escuchaban gritos y golpes, lo cual hizo que me preocupase más todavía... Decidí mirar... y por fin le encontré...
Mi Sentret... Mi querido Sentret que abandoné hace 3 semanas estaba ahí, peleando contra un feroz Luxio. Sentret estaba muy mal herido, y decidí ir en su ayuda. Lo que no esperaba, es que el Luxio fuese a atacarme a mí. Me desmayé... o eso creí, porque sentía como Sentret intentaba despertarme...
Abrí los ojos, y ví como Luxio derribaba a Sentret. Quise ayudarle, pero no podía ponerme en pie. Sentret, en un último suspiro de esfuerzo, saltó hacia mí para protegerme del Luxio... Lo cual me hizo comprender que Sentret no me había olvidado...
Le volvió a derribar, y Sentret dejó de hacer movimiento alguno... Pensé que el Luxio dio su golpe final, y Sentret no volvería a defenderme... Pero lo que vi, me dejó patidifuso. Sentret empezó a emitir un fulgor cegador y...
Segundo capítulo: La causa de todo
La razón, era que me daban miedo... Era muy miedoso y asustadizo, y si veía cualquier pokémon, salía corriendo.
Sonaba el timbre, y era la hora de irse. Me fui a mi casa muy entristecido...
Todos estos problemas me tenían dando vueltas a la cabeza a todas horas. Siempre hacía lo mismo, leía un libro sobre pokémon, cogía una pokéball que compré, y me disponía a capturar mi primer pokémon. Pero nunca lo hacía... En el último momento me acobardaba...
Un día, decidí dar un paseo junto a mis amigos. Cuando cada uno decidió volver a casa, era muy tarde, y estaba muy oscuro. Como era muy asustadizo, me daba muchísimo miedo andar de noche.
No veía nada y temblaba sin parar.
Tuve la genial suerte de tropezarme y caer herido al suelo... De repente, oí unos pasos. Pero de algo muy pequeño, lo cual me hizo tranquilizarme. Se acercó a mí, y me di cuenta que era un Sentret. Ese Sentret, que me vio en el suelo herido, llevaba una baya aranja en las manos y tenía una mancha en la zona de ojo derecho. Me sorprendió mucho que decidiera dármela, en vez de comérsela. El Sentret desapareció en la oscuridad de la noche, y me fui a casa...
A la mañana siguiente, había un Sentret plantado delante de mi casa. Le reconocí por la mancha del ojo.
Todos los días estaba ahí, y yo salía a jugar con él. Al cabo del tiempo, nos hicimos grandes amigos, y me seguía a todas partes. Decidí que fuese mi primer pokémon, pero preferí no capturarlo.
En el colegio peleábamos junto a los demás niños, pero nunca ganábamos... Y llegó el día en el que me enfadé con él, y a base de gritos, le eché la culpa de todo... Me fui corriendo de allí, llorando...
Tercer capítulo: Decisión final
Soy un niño que no tenía ningún pokémon todavía, y se burlaban de mi porque me daban miedo. Un día, me perdí en el bosque cercano a mi casa. Tropecé, lo cual hizo que no pudiera moverme. De la nada, apareció un Sentret con una macha significativa en el ojo derecho, que me ayudó a salir de ahí. Desde entonces, fuimos grandes amigos, pero un día la tomé con él y desapareció.
Conseguí encontrarlo, cuando, de repente...
Mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo. Sentret, que parecía gravemente herido, empezó a brillar con gran intensidad. Aparté la mirada, ya que estaba mareado, y me dañaba la vista. Dejó de brillar, volví la mirada... y Sentret, el Sentret que abandoné, había evolucionado a Furret. Con gran dificultad, conseguí levantarme y acercarme a él. A medio camino, el Luxio salvaje me lanzó un Impactrueno, que Furret recibió sin dejarle rasguño alguno.
Entendí que Furret quería defenderme a toda costa, después de que yo lo abandonase... Recuperé un poco las fuerzas, y Furret y yo estábamos listos para el combate.
Empecé ordenando a Furret que empezase a dar vueltas alrededor de Luxio con At. Rápido. Luxio, confundido, empezó a lanzar rugidos a todas direcciones. Aprovechamos ese momento de ventaja para golpearle con un potente Placaje. Luxio dejó de molestarnos...
Me giré, y vi que Furret tenía una herida en la cola. Inmediatamente, le curé la herida. Furret me miró a los ojos. Le devolví la mirada, y estaban empapados en lágrimas...
Furret saltó a mí, y yo lo cogí con mucha alegría, lo que hizo que llorase yo también. Lo dejé en el suelo, miré en mi bolsillo, y tuve una idea:
- Furret, ¿quieres ser mi compañero de aventuras?-
Furret, con la cara empapada en lágrimas, asintió lentamente. Volví a mirar en mi bolsillo, y saqué mi pokéball.
- Seamos amigos para siempre.-
La pokéball se abrió. Furret se desvaneció en un aura roja, y esta se cerró.
FIN
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