Muy buenas a todos soy CerberusKiba y hoy os traigo un relato escrito por mí mismo, este en concreto está dividido en dos partes, aquí tenéis la primera, espero que os guste. No olvidéis comentar que os ha parecido en la caja de comentarios.
La sombra de la lluvia
Las gotas de lluvia caían sin parar sobre mí mientras corría desesperado…
Me perseguía un furioso y hambriento Carnivine que no dejaba de saltar de árbol en árbol para alcanzarme, ¿qué diablos le había hecho yo a él?
Por aquel entonces yo era demasiado pequeño para tener un pokémon. Seguí corriendo pero ya no podía más, estaba cansado y caí exhausto al fango. Me costaba respirar. El corazón parecía que se me iba a salir del pecho. Estaba allí. Tendido en el suelo y sin ninguna oportunidad de escapar. El Carnivine se acercaba poco a poco, babeando, como si se tratase de la misma muerte deseando comerse mi alma.
Sus cepas agarraron fuertemente mis brazos y me levantaron frente a él. Se acercó un poco para poder mirarme de cerca. Su aliento desprendía un olor irónicamente agradable y yo me sentía impotente... y débil. Su boca se abrió y poco a poco noté como me introducía en ella.
Un destello morado provocó un estruendo y cortó las cepas al mismo tiempo que alguien gritaba: ¡Dragoaliento! Liberándome así del Carnivine. Bartos, el oficial al mando del Team Flare en Ciudad Romantis y también mi tío es quien me salvó usando a su Gabite.
Mi tío era la persona que más admiraba, él era todo lo que yo quería ser de mayor. - ¡Algún día yo también seré parte del Team Flare y seré tan grande y fuerte como tú! - fueron las palabras que le lancé y él siempre en respuesta me desafiaba –el día en que venzas a ese Carnivine yo mismo te convertiré en parte del Team Flare -dijo seriamente.
Para poder cumplir su reto me regaló un Goomy para poder entrenarlo y algún día cumplir su reto.
Desde ese día su reto se convirtió en mi gran obsesión y al volver a casa me dedique a entrenar a Goomy para que se volviese grande y fuerte y poco a poco le fui cogiendo un cariño especial.
Todo mi día se centraba en Goomy; le daba el desayuno y salíamos a correr, bueno… a su manera.
Al descansar siempre quería subirse encima de mí y me llenaba de babas, así que mi madre siempre se enfadaba conmigo, yo le decía que me había caído al pantano… pero cada día se lo creía menos...
No puedo ni contar la cantidad de noches que le tuve que decir a mi madre que me había orinado en la cama por esconderle que subía mi pokémon a la cama para dormir conmigo.
Pasaron días, meses, años y entonces mi padre empezó a ausentarse. Mi padre desde que se unió al Team Flare no parecía el mismo. Se pasaba los días con mi tío haciendo cosas por un supuesto “nuevo mundo”. Pese a esto mi tío y mi padre eran muy distintos; mi padre era una persona amable, caía bien a la gente, y le encantaba ayudar a la gente de Ciudad Romantis (donde siempre habíamos vivido), en cambio mi tío era un hombre más grande y fuerte con un carácter que infundía respeto en quien hablase con él, entre sus ideales siempre estaba el de que cada uno debe tener la fuerza suficiente como para afrontar sus problemas.
Y finalmente Goomy evoluciono a Sliggoo. No podía aguantar las ganas de contárselo a mis padres, baje las escaleras en dirección al salón de casa como un loco, estaba eufórico, Por fin podría plantarle cara a ese maldito Carnivine. Pero al llegar al comedor no fue caras agradables lo que vi.
Bartos y mi padre estaban discutiendo sobre los planes que tenían para el pueblo. Mi tío hablaba de erradicar lo innecesario, yo suponía que hablaba de cosas como las setas que hay por toda la ciudad o el jardincito de flores que hay junto a la tienda de ropa, esas cosas jamás le habían gustado-
Así que decidí ir solo al pantano a buscar a ese Carnivine, tenía que vencerle. Necesitaba hacerle pagar por el susto que me dió, por intentar matarme... Fuí al mismo árbol donde me atacó y por supuesto el maldito Carnivine estaba allí. Sabía que era el mismo por la cicatriz que le dejó el ataque del Gabite de mi tío.
Todo estaba listo. Ese pokémon endemoniado contra mi Sliggo. Hacía el mismo día que cuando sufrí aquella persecución. El agua de lluvia caía sobre mi como si de una amenaza se tratase. Pero yo esta vez no me iba a quedar paralizado, iba a ganarme la entrada en el Team Flare.
***
Y hasta aquí por el momento, ¿De qué estarán discutiendo el padre de nuestro protagonista con Bartos, su imponente tío? ¿A qué se referirá con erradicar lo innecesario? ¿Y nuestro protagonista?, ¿Conseguirá vencer al temible Carnivine con su fiel Sliggo? ¿Conseguirá entrar en el Team Flare? No os perdáis la conclusión de esta historia el próximo jueves y comentad como creéis que seguirá en la caja de comentarios de más abajo.
¡Nos vemos en el chat entrenadores!
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